viernes, 30 de agosto de 2013

TRASTORNOS FRECUENTES EN LA ADOPCIÓN

1.     TRASTORNOS HIPERCINÉTICOS:

La existencia de problemas de comportamiento e hiperactividad en niños menores de 3 años post-institucionalizados, y dentro del primer año tras su adopción, no implica la existencia de un trastorno psicopatológico que pueda ser diagnosticado clínicamente como un Trastorno de Conducta y/o un Trastorno de Hiperactividad con/sin déficit de atención. De cualquier forma, es probable que si en algunos casos estos problemas persisten con el tiempo, se pueda llegar a emitir dicho diagnóstico.

En algunas series de niños con trastornos hipercinéticos, se ha observado que un 15% de estos niños son adoptados. Cada vez es más evidente que el origen de dicho trastorno sea motivado por alteración en el neurodesarrollo. Diversos estudios apuntan como causas que motivan este daño a situaciones de drogodependencias maternas, bajo nivel educacional de los padres, herencias genéticas, el abandono, el maltrato, retrasos en el desarrollo psicomotor e incidencia de radiación intrauterina.

2.    TRASTORNO DE LA VINCULACIÓN REACTIVA:

Para explicar esta reacción, es necesario explicar algunos conceptos del desarrollo psíquico infantil.

¿Qué es la vinculación? Es un lazo afectivo fuerte y duradero que establece el niño con la figura de apego (normalmente, la madre). El afecto es la piedra angular del desarrollo humano, esencial para el funcionamiento  estable de un niño. Sin embargo no todos logran desarrollar una vinculación con la madre satisfactoriamente. La consecuencia puede ser desde un retraso menor del desarrollo a un desorden de vinculación claramente diagnosticable.

El vínculo ha sido identificado como vital para mantener responsabilidades, para desarrollar el potencial intelectual, para la adquisición de la conciencia, para desarrollar interrelaciones entre individuos, para establecer su identidad y amor propio, para regular sentimientos y para el desarrollo de la lengua.

La vinculación normal en las diferentes edades:

-      De 2 a 6 meses de edad, aparecen signos de vinculación con la madre. Durante este período, surge interés por su madre, creando ruidos de felicidad en su presencia. Al sexto mes, un niño muestra una gama de emociones y es sensible a la presencia materna.

-      A los 6 ó 7 meses de edad, el niño comienza a experimentar la ansiedad del extraño. Paradójicamente, esta ansiedad pone en evidencia la fuerza de la vinculación con su madre. Este vínculo materno supone ver a todas las demás personas como extrañas. La conducta normal es de desagrado ente la presencia de desconocidos y una constante comprobación de la cercanía de la madre.

-      El período entre los 10 a 18 meses comprende la tarea fundamental del desarrollo y de la exploración del entorno. La vinculación materna ayuda a explorar el mundo. El niño de manera natural comienza a multiplicar las vinculaciones. A pesar de estos descubrimientos emocionales, el niño siempre se girará a la madre cuando se hace daño, está cansado o enfermo, una indicación de que el vínculo materno predomina.

-      Los componentes básicos finales de la vinculación ocurren entre los 24 y 36 meses.

Sin embargo no todos los niños logran estos pasos de forma satisfactoria. En estos casos pueden aparecer desde pequeños retrasos del desarrollo a un desorden de vinculación diagnosticable.

Estas carencias pueden ser subsanadas posteriormente en gran número de niños.

3.    TRASTORNO DEL VÍNCULO:

Es la reacción ante acontecimientos desafortunados sucedidos en edades muy tempranas, que pueden incluir la negligencia o el abuso, que lleva al niño a una incapacidad para la vinculación y como consecuencia para el normal desarrollo de las relaciones sociales
.
Esta explicación podrá ser simple pero es muy clara: en los dos primeros años de vida, los niños tienen ciclos de vinculación sanos. Un primer ciclo sano puede ser este:

El niño tiene una necesidad que se expresa llorando. La madre calma al niño y le proporciona esa necesidad. Esta situación se repite una y otra vez, creándose una situación de confianza hacia la madre, porque sus necesidades son satisfechas de manera coherente. Entonces su desarrollo será normal.

En un ciclo desequilibrado vemos que el bebé llora, pero la necesidad no puede ser satisfecha por la madre, o la necesidad es proporcionada por diferente cuidador que no armoniza con el bebé e incluso en ocasiones esta necesidad es respondida con un golpe (maltrato físico).

En cualquier caso las necesidades del bebé no son satisfechas, por negligencia o por maltrato. El bebé, en vez de experimentar confianza y crear ciclos de vinculación sanos aprende que el mundo es un lugar inseguro, que debe tener cuidado de él y que no puede confiar en nadie para calmar sus necesidades.

Aprende que no puede depender de adultos. En vez de desarrollar seguridad, desarrolla rabia, desorden y miedo. Si el niño realiza ciclos de vinculación normales, será capaz de aprender a aceptar límites sobre su comportamiento. El niño aprende a confiar, a conocer la reciprocidad, a regular sus emociones, a desarrollar la conciencia, la estima, el cariño y los inicios del pensamiento lógico.

4.    PSICOPATOLOGÍA DEL VÍNCULO:

Sucede cuando el niño no tiene oportunidad para establecer ninguna vinculación a otras personas a causa de abusos o larga institucionalización.

Signos generales (según Landy, 2002):

-      Conductas impredecibles.
-      Conductas de intimidación o ser víctima de esa conducta.
-      Pocas habilidades sociales.
-      Conductas agresivas hacia otros niños.
-      Baja tolerancia a la frustración y bajo autocontrol.
-      Muy desorganizado y desorientado para resolver problemas.
-      Peleas tanto cuando está con los padres como sin ellos.
-      Conductas contradictorias.
-      Miedos, ansiedad generalizada y tristeza.
-      Signos de disociación o mirada fija sin prestar atención a lo que sucede.
-      Escasa capacidad y rapidez de respuesta a los cambios de las situaciones.
-      Falta de habilidades para la solución de problemas y en habilidades para pedir ayuda; se siente molesto con facilidad en estas situaciones.
-      Falta de empatía hacia los demás y tendencias sociopáticas.
-      Dificultad para hacer amigos o confiar en los demás.
-      Rabietas frecuentes y dificultad en la regulación de las emociones.
-      Escaso placer en las emociones o manifestación de malestar como reacción a los acontecimientos que suceden.
-      Muy demandante.
-      Problemas en la alimentación.
-      Contacto ocular pobre, no mira a los ojos.

Los niños con desorden de vínculo reactivo ven el mundo de manera diferente que los demás. Aprendieron en aquellos primeros meses o años que ellos no podían confiar en los adultos. En algunos casos, se dieron cuenta que los adultos se despreocupaban de ellos, les rechazaban, eran violentos, no fiables, insensibles, o ausentes. A su nueva familia la entenderán con la misma desconfianza que sienten por todos los adultos. No entienden el amor que sus padres les proporcionan, recuerden que tienen que aprender el cariño.

5.    TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DE LA VINCULACIÓN:


Para resolver estos problemas necesitaremos la ayuda de un profesional: psicólogos expertos en trastornos de vínculos. El tratamiento se centrará en la intervención sobre la relación padres-niño y en el niño.



Artículo extraído de "La salud en la adopción".

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