Si el niño ha estado en varios hogares antes que el tuyo,
habrá un breve período de luna de miel,
cuando intentará ser perfecto para asegurarse tu amor. Pero pronto aparecerán los sentimientos de
pérdida, dolor y rabia. De forma consciente o inconsciente, intentará
romper las reglas, robar, mentir o agredir. El mensaje que intenta transmitir
es “me voy a ir de todas formas, así que más vale no unirme demasiado a vosotros”
o “las familias no duran y eso me pone furioso”.
Necesitas ayudarle para
que vaya sintiéndose seguro, para que sepa que no volverá ser abandonado. Parte
de tu trabajo será ayudarle a que desarrolle su propia personalidad.
¿En qué consiste el
proceso de identificación, tan vital para desarrollar su autoconfianza? Se
inicia con la vinculación, cuando los bebés van estableciendo las conexiones
emocionales que conformarán su personalidad. Durante los primeros años de
colegio, la identidad de los niños viene de una combinación de su herencia
genética, sus experiencias con su familia y lo que les pasa a medida que van
intentando encontrar su lugar en el mundo. Quieren ser como sus amigos y como
su familia. Hacer un árbol genealógico, una tarea común en el colegio, es una
gran oportunidad y un reto para las familias adoptivas. Esta tarea sacará a la
luz tanto tu conocimiento como tu ignorancia sobre el pasado de tu hijo, y
permitirá una discusión legítima sobre los hechos y secretos de la familia.
Si los padres han hablado
abiertamente de la adopción (pero sin insistir en discutirlo cuando el niño no
estaba preparado), descubrirán ahora qué y qué no pueden incluir en su árbol genealógico.
Una niña de 10 años, tras cambiarse de colegio, le dijo a sus padres que no les
iba a decir a sus compañeros que era adoptada. ¿Es lo suficientemente mayor
como para manejar esa información? A esa edad, su autoestima florecerá si
siente que sus padres confían en ella.
Es normal que durante estos
años aprendan cosas sobre la herencia, los genes, el parentesco y los “lazos de
sangre”. Se van dando cuenta de las diferencias entre relaciones biológicas y
adoptivas, y sus sentimientos pueden ser diversos, abarcando desde el alivio o
la satisfacción del conocimiento, a un mayor interés por sus padres biológicos,
la negación de cualquier interés o el dolor y la pena.
Algo común a todos los
adoptados, es que tendrán
que enfrentarse al hecho de que sus padres les abandonaron. Ayudarás a
tu hijo haciéndole saber que no es el único que se siente así, y que puede
compartir sus preocupaciones contigo. Cuanto más sinceras sean las
conversaciones familiares desde el inicio de la comunicación verbal, más probable
será que esa comunicación siga fluyendo libremente, por muy complejo que sea el
tema.
Recuerda que aprender sobre su adopción es como aprender
sobre la vida: una aventura constante que querrás compartir con tu hijo. Pero entiende también que parte del camino ha de recorrerlo
solo. A esta edad, los niños ya pueden decidir al ritmo al que quieren
elaborar esta información, aunque como padres, podéis guiarles, ayudarles y
poner límites. Por ejemplo, a una niña de 9 años que quiera ir a buscar a su
madre biológica justo después de una discusión acerca de la hora de irse a la
cama, se le puede decir que aún ha de madurar un poco antes de dar ese paso.
Durante este etapa, los
niños se enfrentan seriamente al lado más triste del abandono y la adopción,
por lo que conviene que tengan la oportunidad de conocer y hablar con otros
niños, adolescentes y adultos adoptados, ya que les ayuda a vislumbrar mejor su
futuro.
Cuanto más sensible seas
a los sentimientos de tu hijo, y cuánto más experiencia tengas en hablar sobre
todo tipo de temas, más consuelo y apoyo le podrás dar, para salir triunfante
de este período de autoconocimiento y dolor.
Biblioteca Virtual de postadopcion.org
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