miércoles, 21 de agosto de 2013

LOS 10 MEJOR ES CONSEJOS PARA EJERCER DE PADRES DURANTE EL PRIMER AÑO. SEGUNDA PARTE

6. Relaciónate con otros padres adoptivos:

Las relaciones entre familias son extremadamente valiosas. Las relaciones pueden ser un salvavidas emocional en días duros. Si es posible, vale la pena buscar un mentor que sea positivo, y con quien tanto tú como tu hijo o hija os llevéis bien. Pídele que participe también en este círculo de apoyo. Todos tenemos necesidad de sentirnos comprendidos y aceptados sin reservas. Un mentor que pueda proporcionarte la sensación de que estás haciendo una labor constructiva te ayudará a su vez a ser constructivo. La relación con un mentor proporciona a la vez la sensación de ser escuchado, ser aceptado, así como consejos e información.

Criar un bebé o un niño que ha vivido situaciones irregulares supone una carga emocional especialmente importante para sus padres. Por ello éstos necesitan alguien que a su vez cuide de ellos. A veces se puede encontrar soporte mutuo y en ocasiones ayuda personalizada.

7.   Mantén tu hogar tranquilo e interesante:

Procura adecuar el grado de estímulo en tu  casa a la capacidad del niño para tolerarlo. Muchos niños han sido muy escasamente estimulados antes de conocer a sus padres. Un cuidado negligentemente provoca una falta de estimulación muy importante en un niño. En consecuencia, su sistema neurológico no está lo suficientemente desarrollado como para procesar tantos estímulos sensoriales. Después de la adopción, su mundo puede resultar agobiante. Todo es demasiado brillante, demasiado ruidoso, se mueve demasiado deprisa y se inclina en exceso. Ralentiza las cosas, amortiguando el impacto sobre el niño o bebé hasta un nivel que sea adecuado a su capacidad para procesar la información que llega. A veces niños que se sienten superados por un ruido excesivo pueden empezar a gritar, o bien, si se sienten sobre estimulados por demasiado movimiento pueden correr agitando los brazos como si fueran molinos de viento. Planifica eventos predecibles y consistentes para cada día.

8. Cuéntale a tu hijo las bases de vuestra relación a medida que su lenguaje se desarrolla:

Por ejemplo, dile que “mamá está aquí para quererte mucho. Siempre que salga a comprar o trabajar, siempre volveré a casa contigo. Siempre estarás conmigo hasta que seas tan mayor como yo. Nunca permitiré que te hagan daño. Nunca te haremos daño. Siempre tendremos comida de sobra”. Una madre me contó una vez cuán aliviado se sintió su hijo y cómo empezó a comportarse mejor después de contarle que ella nunca permitiría que nadie le hiciese daño “¿por qué no se lo contaría durante el primer año?” se peguntaba. “Siempre estaba asustado cuando íbamos de compras. Ha pasado dos años creyendo que en cualquier momento cualquiera podía llevárselo y golpearlo”. Otra madre me contó acerca de la brillante sonrisa que su hija le brindó el día que ella le contó la tarea de una madre era querer a sus hijos. “Yo siempre asumí que ella lo sabía. Pero no. Ella me miraba mucho más a la cara después de explicárselo”.

9. Controla posibles síntomas de apego exclusivo al final del primer año:

Un niño debería estar buscando en sus padres, afecto y juegos. Debería estar actuando para pedir su atención positiva. Debería preferir estar con sus padres. Debería estar deseando pasar tiempo y hacer cosas juntos. En caso de hacerse daño o de enfrentarse a un problema, debería buscar a sus padres. En un apego seguro, el niño debería calmarse en presencia de sus padres y aceptar sus mimos.

Los traumas previos y el duelo traumático son los motivos comunes de que algunos niños continúen mostrándose temerosos o desconfiados o de que traten de controlar a sus padres. Los síntomas de trauma en los niños más pequeños incluyen, generalmente, terrores nocturnos, disociación (el niño se encierra emocionalmente y se queda mirando al vacío), arañar, morder, mostrar humores extremos, permanecer inmóvil a ratos, y actitudes destructivas. Al observar estos síntomas se debería solicitar ayuda psicológica profesional a un especialista en apego, adopción y pérdida. Su trabajo tanto con los padres como con el niño o niña, de dos en dos, puede revelar y permitir reparar posibles problemas de apego.

No es aconsejable imponerse una fecha límite, artificial, de “un año” para resolver todos los problemas, tanto el bebé como del niño más mayor. Considera este período como una estimación del tiempo realmente necesario para llegar a conocer a tu hijo /a- no para resolver cualquier irregularidad en su comportamiento.

10. Entra en el espacio de tu pequeño positivamente:

Este punto generalmente supone agacharse y mirar hacia arriba para buscar el contacto visual con el niño. Supone esforzarse insistente y pacientemente y por más tiempo. Tú eres responsable de motivar a tu hijo o hija positivamente. No utilices técnicas punitivas para construir relaciones. A fin de cuentas, nadie desea apegarse a una mala persona. En lugar de ello, sé fuerte, fiable, disponible y amable. Rehúye consejos que impliquen un comportamiento duro, controlador y de tono excesivo. Los padres sensibles y amables construyen gradualmente empatía y seguridad en sus relaciones con sus hijos. ¡Este proceso lleva tiempo y conlleva el tipo de paternidad que deseabas desde el principio!

Mantén esta programación saludable a medida que se acerque el segundo año. Muchos padres deciden que el primer año es la fecha límite tras la cual pueden volver a un ritmo “normal”. Resístete a adoptar ese ritmo tan extendido pero poco sano. Continúa criando a tu hijo o hija con márgenes de tiempo que te permitan ser sensible, manteniendo niveles de energía emocional que te posibiliten apreciar a quienes están a tu alrededor. Construye un estilo de vida saludable y emocionalmente pleno para tu hijo.





Artículo escrito por Deborah Gray, psicóloga infantil especializada en las áreas de apego, adopción, trauma y pérdidas.

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