Aprender sobre las etapas del
desarrollo de los niños y niñas y lo que podemos esperar en cada una es
importante para todos los padres, y cuando se trata de hijos adoptivos, hay
consideraciones adicionales.
Da
igual que el niño haya sido adoptado de bebé o con más edad, que esté sano o
que tenga problemas físicos o psicológicos: ser adoptado influirá en su
desarrollo, y los padres necesitan saber cuándo y en qué manera.
En estos artículos, se abordarán
diferentes sentimientos –separación, pérdida, ira, dolor e identidad- y la
forma en que se expresarán a medida que el niño crezca.
Algunos
de estos problemas serán obvios en todas las etapas del desarrollo, mientras
que otros saldrán a flote en momentos puntuales. Cuánto más y mejor comprendas
el comportamiento de tu hijo, más fácil te será apoyarle y ayudarle a
desarrollar su autoestima y a que se sienta y sepa querido. Las etapas aquí
descritas corresponden a la edad cronológica de los niños, pero el desarrollo
de tu hijo puede seguir otro ritmo. Algunos niños pasan con más rapidez de una
etapa a otra, mientras que otros mantienen determinados comportamientos durante
más tiempo del esperado. No falta quienes tardan sustancialmente en pasar de
una etapa a otra. Por ejemplo, muchas características de la adolescencia, no
aparecen hasta pasados los veinte años y pueden persistir hasta que se forme su
identidad.
EL PRIMER AÑO
La tarea principal de un
bebé es desarrollar un sentimiento de confianza en el mundo y verlo como un
lugar predecible y fiable. Los bebés forman ese sentimiento de seguridad
creando un vínculo con sus cuidadores. En estos primeros meses, los niños
tienen una capacidad innata de “vincularse” para asegurar su supervivencia. Lo
hacen a través de la succión, la alimentación, sus sonrisas y sus gorjeos,
comportamientos que, en circunstancias ideales, provocan respuestas cariñosas
por parte de sus padres o de sus cuidadores. Esta agradable forma de
interacción y la atención constante de los padres crean el vínculo entre padres
e hijos, y son la base para el sentimiento de confianza del niño.
Durante este período, un
cuidado constante y un ambiente libre de tensiones hacen que el niño se sienta
seguro. Lo más importante que puedes hacer por él es mostrarle, a través de la
atención y el cariño, que le amas y que puede fiarse de ti. Si respondes a su
llanto, aprenderá a confiar. Si le abrazas y sonríes, aprenderá a sentirse
contento.
Aunque la necesidad de
vincularse se mantiene durante mucho tiempo, a lo largo de este primer año de
vida también se inicia de forma paralela el proceso de separación. Un momento
clave es cuando comienza a gatear, y posteriormente, a andar. Pero a la vez que
inicia la separación, el bebé la teme. Este es un proceso que tiene también una
vertiente psicológica: los bebés comienza a expresar su opinión mediante
lenguaje no verbal. Muchos expertos en desarrollo infantil consideran que la
primera infancia es un periodo de fases de vinculación y separación que se
alternan para establecer al niño como una persona independiente, capaz de
relacionarse felizmente con otros miembros de su familia y amigos, así como de
establecer relaciones íntimas con otras personas.
Biblioteca Virtual de
postadopcion.org
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