martes, 24 de septiembre de 2013
domingo, 22 de septiembre de 2013
MÁS LIBROS
AYER COMPRAMOS OTROS DOS NUEVOS LIBROS PARA NUESTRA BIBLIOTECA INFANTIL:
"CUANDO YO CREZCA Y SEA GRANDE, ¡MUCHAS COSAS QUIERO SER!"
SE TRATA DE UN DIVERTIDO LIBRO POPS ESCRITO EN FORMA DE POESÍA, CON ASOMBROSAS FIGURAS EN CADA PÁGINA.
EVIDENTEMENTE NO ES UN LIBRO QUE LE VAYA A LEER AÚN, PERO CREO QUE ES BUENO TENERLO EN CASA, JUNTO CON OTROS DE LA MISMA COLECCIÓN:
- "¿POR QUÉ SOMOS NIÑOS Y NIÑAS?" INFANTIL.
- "¿QUÉ HACEN PAPÁ Y MAMÁ?".
- "¿y DE DÓNDE SALE ESE BEBÉ?"
ADEMÁS SON MUY ASEQUIBLES, SÓLO A 3 €, IVA INCLUIDO.
SON MUY BUENOS PARA EXPLICARLE A LOS NIÑOS Y PREADOLESCENTES TODOS LOS TEMAS RELACIONADOS CON LA SEXUALIDAD.
sábado, 21 de septiembre de 2013
EMBARAZOS QUE DURAN AÑOS
"Ha sido como un embarazo, no de nueve meses sino de ocho años". Hoy, por fin, Inma vive con su pequeña, Hinojal. Hace tan sólo tres meses se fue con su marido a China y volvieron con su regalo: un miembro más en la familia. Era la última parte de un proceso de adopción, que, en un principio iba a durar unos 10 meses y al final transcurrieron "ocho largos y durísimos años". En todo este tiempo, "pensaba y me preocupaba por ella. Me preguntaba si ya habría nacido, si estaba sana, si habría dormido bien, quién la estaría cuidando...".
La incertidumbre se convierte en un fiel acompañante tanto de la madre adoptiva como de la que se queda embarazada, que se cuestiona casi desde el primer día "si su bebé estará bien, le inquieta lo que puede o no hacer (para no dañarle) y está muy pendiente de todas y cada una de las pruebas que le indican si algo va mal". Las dos viven una etapa llena de dudas y miedos centrados en el bienestar del que será su hijo.
El problema es que en la adopción estos sentimientos perduran muchos años. Según los expertos, cuantos más años pasan hasta que se consigue que el hijo adoptivo llegue al hogar mayor es la probabilidad de que los padres sufran ansiedad y estrés. Inma y Cristina son la cara y la cruz de este proceso. La primera ha tenido que 'cargar' con ocho años de espera hasta poder ver la cara de su hija y Cristina puede contar la parte más positiva del tiempo previo a la nueva maternidad.
Un estudio publicado en la revista 'Psicothema' asegura que aunque la mayoría de las familias pasan este periodo con ilusión, también reconocen sentirse nerviosas, ansiosas y a veces incluso les da la sensación de que la espera es inútil e injusta. A media que pasan los meses, tal y como recoge el artículo, "se encuentran más desilusionadas, tristes, peor informadas y más angustiadas".
Inma lo ha vivido en sus propias carnes no una sino dos veces. Hinojal no es su única hija. Es la tercera. La primera, Verónica, también fue adoptada (de Perú) y la segunda (María) la tuvo por vía natural con su marido. "Siempre había pensado que mi primera maternidad iba a ser adoptando. Sabía hasta el nombre: Verónica, en honor a mi tía abuela. Nos criamos con ella y era maravillosa", recuerda. Lo tenía tan claro que el mismo día que aprobó las oposiciones para entrar a trabajar en el Ministerio de Fomento fue a pedir una solicitud de adopción a la Comunidad de Madrid.
Por aquel entonces, estaba soltera y no tenía pareja. "Fue un proceso muy duro a nivel personal. Te hacen muchas preguntas, sobre todo si no estás casada. A veces tienes la sensación de que no quieren que adoptes. Nos analizan con detalle en el aspecto económico y psicosocial". En total, estuvo esperando a Verónica seis años.
Al principio, estuvo más 'entretenida' con todo el papeleo que conlleva. Hay que rellenar una solicitud oficial, presentar numerosos informes (certificado médico, de penales, la partida de nacimiento, la situación laboral, las nóminas, declaraciones de la renta, etc.), superar varias entrevistas con un psicólogo y un trabajador social y, si finalmente se obtiene el certificado de idoneidad, dependiendo del país que se trate, es posible que se exijan más pruebas u otros requisitos añadidos.
Montse Lapastora es psicóloga y directora del centro Psicoveritas. Aparte de su empresa, se dedica a hacer informes de idoneidad para la Comunidad de Madrid. "Últimamente se alargan mucho los tiempos de adopción y esto causa mucha ansiedad. Uno piensa que serán dos años y de repente son más. En algunos casos, la idoneidad caduca y tienen que volver a empezar con la burocracia. Hay personas a las que incluso se les pasa la edad de adopción. Es un proceso muy desesperante".
Cuando te dan el certificado de idoneidad, parece que el tiempo se ralentiza aún más. Tanto con Verónica como con Hinojal, los años pasaron muy despacio, a la espera de una llamada que confirmara que por fin había llegado el momento. Como explica Inma, "fueron años de desesperanza, pesares y desasosiegos", a los que se iban sumando otras dificultades, a nivel familiar y de amigos. Pero "mis hijas preguntaban ilusionadas cuándo vendría Hinojal". Aunque "parecía que no llegaba el día porque la espera se iba alargando y además yo tenía miedo de que ya no me renovaran más el certificado de idoneidad, al final sonó el teléfono y "nos dieron la buena noticia".
El apoyo, fundamental
La reacción de las personas que van a adoptar varía. Hay quienes "se paralizan a la espera de la ansiada llamada y otras deciden seguir con sus vidas", comenta la psicóloga Lapastora. Es el caso de Cristina. "Después de haber salido de una relación larga, empecé a plantearme la idea de la adopción. Tenía clarísimo que quería ser madre y de todas las opciones que había, ésta era la que más me atraía". Su hermana había adoptado una niña China y eso le animaba. Tardó tres años y medio en conocer a su hija, Tarikua (Tari), de Etiopía. "Era uno de los países donde permitían adoptar a personas solteras".
"Es verdad que hay muchos procesos dentro de la adopción, pero en un curso de la Comunidad de Madrid nos aconsejaron ir pensando sólo en el siguiente paso (la solicitud, la recopilación de documentos e informes, la primera entrevista, etc.) y yo me 'agarré' a eso". Cristina fue pasando por las distintas entrevistas. "El trabajador social vino a casa para valorar la zona, la cercanía a guarderías, etc. y el psicólogo te ponía en posibles situaciones para ver cómo reaccionas". Una vez que le concedieron el certificado de idoneidad "la espera sí se le hizo más larga", reconoce.
"Suele haber muchos rumores. A mitad del proceso se dijo que iban a cerrar la adopción a gente soltera en Etiopía. Pensaba que después de un año y medio tendría que empezar de cero". Por suerte, la Entidad Colaboradora para la Adopción Internacional (ICAI -son asociaciones o fundaciones sin ánimo de lucro que intervienen como mediadoras en el procedimiento de adopción internacional) "con la que yo estaba enseguida nos reunió y nos explicó que no nos afectaba a las personas que ya estábamos metidas en el proceso". Además, nos preparaban reuniones cada seis meses con una psicóloga para que pudiéramos resolver dudas, exteriorizar nervios, compartir experiencias, etc. "Era un desahogo, nos animaban a informarnos sobre el país de origen, nos ayudaban a imaginar el encuentro sin miedos y nos hablaban de cómo sería la posadopción. Me sentí muy arropada".
"Yo adopté porque me apetecía, pero estaba feliz con mi vida, así que continué los consejos y seguí disfrutando de ella. Me dijeron que me lo planteara como una ilusión de futuro, que no me angustiase y que aprovechara este tiempo. Fui a restaurantes de comida etíope, me informé sobre el país; yo, que nunca había hecho ejercicio, quería prepararme un poco físicamente y empecé a correr e ir a la piscina, etc.". Así hasta que recibió la llamada y entonces viajó a Etiopía. Allí se celebró un juicio por si algún familiar le reclamaba y otro para confirmar que Cristina se hacía cargo de la pequeña. "Fueron dos meses un poco duros".
Hace un año que vive con Tari y las dos están encantadas. "Me ayudaron mucho las charlas previas en las que nos explicaban que la posadopción no es tan bonita como cuando vemos a Angelina Jolie en las revistas"... Hay momentos muy complicados, las dificultades del idioma, la incorporación en el colegio, posibles problemas de conducta, "los padres tienen que entender que van a tener el hijo de otra persona, hay que comprender que viene con carga emocional y dificultades que hay que reconducir", puntualiza la psicóloga.
Al final, los años de espera se 'guardan' en un cajón y se abre el de lanueva vida en familia. "Tari (que ahora tiene 21 meses) es muy alegre y simpática. Desde que se levanta me da vida cada día. Compartimos muchas cosas juntas y, por su puesto, también su pasado, su origen. De vez en cuando vemos un vídeo que le grabé con su cuidadora cuando fui a Etiopía y, aunque aún no lo entiende bien, se emociona".
jueves, 19 de septiembre de 2013
EL ÁRBOL QUE NO TENÍA HOJAS
Este cuento narra la historia de un árbol sin hojas, triste y solitario que, con la ayuda de unos niños, se convirtió en un árbol hermoso. ESPERO QUE OS GUSTE.
lunes, 16 de septiembre de 2013
REFLEXIÓN PARA PADRES: JUEGOS COOPERATIVOS
JUGAMOS TODOS:
El juego en grupo es, desde la
etapa infantil, un lugar propicio para el aprendizaje de reglas de convivencia
y cooperación, en donde las dificultades se resuelven de forma dialogante y
participativa. Su objetivo
es que los niños aprendan a disfrutar del juego, no que vayan a ganar o a ser
los mejores, facilitando así el aprendizaje en la cooperación y la comunicación.
Los juegos cooperativos cobran
una importancia primordial en la realidad en que vivimos, tan marcada por el
individualismo y la competitividad. Este tipo de juego favorece la confianza en sí mismo, descartando el
miedo al error, al fracaso o al ridículo.
Una sugerencia interesante es convertir los juegos populares en juegos
cooperativos, como estas versiones del escondite:
- Queda una
persona y los demás se esconden mientras cuenta. Va a buscar a sus compañeros y
a medida que los encuentra se van uniendo a él cogiendo su mano. Al final
acabarán formando todos una cadena. Si se quiere volver a empezar, la quedará
el último que fue encontrado.
- Todo el
grupo la queda y una persona busca un escondite mientras los demás cuentan.
Cuando acaban de contar, todos deben ir a buscar a su compañero; a medida que
lo van encontrando se quedan escondidos con él, sin hacer ruido hasta que todos
se encuentren en el mismo lugar. Para volver a jugar se irá a esconder el
último que los encontró a todos.
domingo, 15 de septiembre de 2013
COMPRENDER A LOS HIJOS ADOPTADOS
Al igual que sucede con la mayoría de los niños,
cualquier hijo adoptado presenta una serie de características cognitivas,
intelectuales y emocionales que son consecuencia directa de una serie de
factores tantos internos como externos, algunos de ellos fuera de nuestro
control. Otros perfectamente conocidos y controlables.
En general podemos afirmar que su forma de adaptarse, desarrollarse y actuar frente al entorno familiar y social viene determinada por los siguientes factores:
En general podemos afirmar que su forma de adaptarse, desarrollarse y actuar frente al entorno familiar y social viene determinada por los siguientes factores:
Podríamos afirmar que nuestro código particular ya nos
predispone a tener unos determinados rasgos de personalidad, inteligencia,
etc., que en interacción con el mundo exterior y las diferentes vivencias
forjarán nuestra forma de ser y relacionarnos.
Uno de las incertidumbres que podemos tener con un hijo adoptado, especialmente en aquellos que vienen de países lejanos y con pocos recursos, es la falta de información o desconocimiento de la historia familiar del niño. Es decir, si había antecedentes de salud mental en la familia o factores de riesgo en los progenitores (abuso de sustancias, etc.). Desconocer estos datos comporta el riesgo de ignorar patologías de transmisión genética de las que no somos conscientes y, por tanto, no podemos tomar medidas preventivas a tiempo.
No se trata de descartar a aquellos niños que presenten problemas de este tipo, sino más bien, de conocer la realidad del mismo para aceptar su condición y empezar a trabajar en ello. Los padres adoptivos tienen que conocer toda la información disponible acerca del niño y su familia y, a su vez, decidir si están preparados para acoger a un niño/a con necesidades educativas especiales o con alguna problemática genética.
Uno de las incertidumbres que podemos tener con un hijo adoptado, especialmente en aquellos que vienen de países lejanos y con pocos recursos, es la falta de información o desconocimiento de la historia familiar del niño. Es decir, si había antecedentes de salud mental en la familia o factores de riesgo en los progenitores (abuso de sustancias, etc.). Desconocer estos datos comporta el riesgo de ignorar patologías de transmisión genética de las que no somos conscientes y, por tanto, no podemos tomar medidas preventivas a tiempo.
No se trata de descartar a aquellos niños que presenten problemas de este tipo, sino más bien, de conocer la realidad del mismo para aceptar su condición y empezar a trabajar en ello. Los padres adoptivos tienen que conocer toda la información disponible acerca del niño y su familia y, a su vez, decidir si están preparados para acoger a un niño/a con necesidades educativas especiales o con alguna problemática genética.
Las enfermedades sufridas por el niño o su historia
evolutiva suelen estar más disponible en los diferentes informes que
proporcionan las autoridades de cada país de origen. Igualmente, el estado de
salud, en el momento de la adopción, puede valorarse a través de un examen
pediátrico.
Es importante conocer la existencia de posibles problemas ya desde el embarazo de la madre biológica (infecciones, exposición a teratógenos, abuso sustancias, alcohol, etc.) dado que éstos pueden producir malformaciones congénitas no siempre detectables o patrones de conducta atípicos en la infancia.
Una parte de los niños adoptados pueden provenir de familias desestructuradas con historia de abuso de sustancias, alcohol y malos tratos. El Síndrome alcohólico fetal, es uno de los trastornos que puede darse en este ámbito y que hace falta valorar en población de riesgo.
Es importante conocer la existencia de posibles problemas ya desde el embarazo de la madre biológica (infecciones, exposición a teratógenos, abuso sustancias, alcohol, etc.) dado que éstos pueden producir malformaciones congénitas no siempre detectables o patrones de conducta atípicos en la infancia.
Una parte de los niños adoptados pueden provenir de familias desestructuradas con historia de abuso de sustancias, alcohol y malos tratos. El Síndrome alcohólico fetal, es uno de los trastornos que puede darse en este ámbito y que hace falta valorar en población de riesgo.
Historia previa de adopción (posibilidades de
vinculación afectiva).
A nivel psicológico el factor que resulta más determinante en la futura conducta del niño adoptado son los denominados problemas de vinculación que, en algunos casos, derivan en Trastornos del vínculo.
En la actualidad, no hay ninguna duda de que la salud psicológica de los niños desde edades muy tempranas, viene condicionada en gran manera, por la calidad y frecuencia de las relaciones interpersonales que los contextos humanos les proporcionan desde el mismo momento de su nacimiento e incluso antes de este.
De todas estas primeras relaciones, hay una que denominamos “apego” y que constituye uno de los soportes básicos para estructurar una personalidad sana.
El Apego (o vínculo afectivo) es una relación especial que el niño establece con un número reducido de personas, normalmente con los padres biológicos, especialmente con la madre ya que les une un lazo previo que se construyó durante el embarazo y que viene determinado genéticamente como método para asegurar la supervivencia del pequeño.
Los niños que fueron institucionalizados antes de los tres años en centros de acogida o pasaron por diversas familias, es muy probable que no hayan tenido la posibilidad de haberlo establecido durante las etapas críticas, ello lleva consigo el desarrollo de un perfil psicológico peculiar que más adelante exponemos.
La edad de adopción
En general podemos afirmar que el proceso de adopción debería efectuarse lo antes posible para eliminar factores de riesgo. A medida que el niño adoptado es mayor tiene a sus espaldas más cargas emocionales, en especial si ya ha estado vinculado a diferentes adultos o centros.
Adoptar a un bebé supone la posibilidad de empezar el establecimiento temprano de vínculos afectivos y, por tanto, minimizar riesgos importantes. El niño no es consciente de su situación y tendremos tiempo para irle explicando.
Entre los 2 y 5 años, los niños ya han empezado a utilizar el lenguaje y grabar en su memoria emocional todos los acontecimientos que intuyen relevantes. Dependerá del afecto y las posibilidades de estimulación que hayan recibido su estado psicológico actual.
A estas edades los niños son, en su mayoría, conscientes de que inician una nueva vida. Muchos de ellos suelen reaccionar ante la consecución de unos padres de forma que quieren olvidar y borrar todo lo que tiene que ver con su pasado. De esta forma, si provienen de otros países, pueden evitar, al principio, el contacto con compatriotas u objetos que le recuerden al país de origen.
A medida que sube la edad de adopción la carga vital acumulada puede dificultar las relaciones con los nuevos padres ya que parte del dolor emocional acumulado puede expresarse y dirigirse contra ellos. Para este tipo de adopciones (niños de más de 7 u 8 años) puede ser aconsejable el seguimiento por parte de un profesional de la psicología infantil durante el proceso inicial de adaptación.
Otros factores importantes
En la comprensión del niño adoptado también deberemos valorar aspectos importantes como los estilos educativos de los padres.
Según diferentes estudios efectuados, el mejor estilo educativo es el que denominamos democrático frente al permisivo o autoritario. Esto también resulta válido para el hijo adoptado.
Este estilo se caracteriza con la exigencia de unos principios o valores compartidos por los miembros de la familia, una estructura clara de las normas y los límites, pero combinados con una gran aportación y comunicación afectiva hacia los hijos.
También juega un importante papel las expectativas tanto afectivas como de desarrollo que se crean los padres acerca del nuevo hijo. Expectativas demasiado altas pueden encontrarse con una realidad diferente y frustrar, en cierta medida, sus anhelos.
Otro factor importante a valorar es lo que denominamos Resilencia.
Podríamos definir este factor como: “La capacidad de una persona o un grupo para desarrollarse bien, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves” (Manciaux y otros, 2.003).
En definitiva, la resilencia, es una actitud hacia la vida, una forma de crecer y desarrollarse de forma efectiva haciendo frente a la adversidad y, por tanto, un potencial de esperanza que ayuda a las personas a recuperarse de las situaciones complejas.
Este concepto de resilencia es aplicable tanto a los padres como a los niños. En estos últimos sería el resultado de los aportes afectivos, educativos y socializadores, que sus padres u otros adultos han sido capaces de ofrecerles.
Los niños adoptados, como hemos comentado, suelen llevar consigo, en muchos casos, lo que denominamos problemas de vinculación afectiva temprana. Ello los hace mucho más vulnerables emocionalmente a situaciones de cambio imprevistos, en especial, aquellos que suponen la posible pérdida o distancia de las actuales figuras de vinculación. La llegada de un nuevo hermano, la separación de los padres, incluso cambios de colegio, maestro o ciudad, pueden despertar de nuevo en ellos ciertas alarmas emocionales que pueden cursar con desestabilización afectiva y conductas desadaptadas.
Finalmente destacar que otros factores como la cultura o el nivel social y económico de la familia pueden resultar importantes en la adaptación y funcionamiento del niño adoptado.
Un nivel cultural adecuado supone la comprensión o búsqueda de las peculiaridades del nuevo hijo, así como el nivel económico supone el acceso a recursos privados cuando no están disponibles a nivel público.
Las características que más adelante se exponen no se
dan en todos los niños pero sí que conforman un conjunto de síntomas habitual
en esta población. Igualmente la intensidad o forma que pueden tomar dependerá
de las características particulares del niño y su historia.
·
Malos hábitos adquiridos (higiene, comer,
dormir, etc.) que se deberán corregir progresivamente.
·
Inseguridad, miedos. Temor a otras
personas. Rechazo a algún miembro de la familia. Evita hablar de su
procedencia. Si es de otro país puede que rechace objetos u personas que le
recuerden su origen.
·
Necesidad de estar constantemente con los
padres adoptivos. Conductas para llamar la atención de los padres (aunque sea
para que lo riñan). Es frecuente que estos niños pongan a prueba constantemente
a sus padres en un juego sutil que puede adaptar desde la forma de muestras de
afecto incondicional a una trasgresión de los límites.
·
Dificultades para integrarse a entornos
institucionalizados (escuela, etc.).
·
Pesadillas y Terrores nocturnos
acompañados ocasionalmente de gritos. Despertar frecuente con llamada a los
padres.
·
En algunos niños pueden producirse
episodios de enuresis y encopresis.
·
A nivel conductual es muy frecuente la
hiperactividad, impulsividad y déficit atencional. Pueden surgir, puntualmente,
conductas agresivas dirigidas contra otros o hacia él mismo (rabietas, gritos,
mordiscos, etc.)
·
Baja tolerancia a la frustración y poca
autoestima.
·
Necesidad de acaparar o coleccionar
objetos. Olvidos frecuentes, dudas ante ciertas situaciones. No saben
exactamente qué se espera de ellos en determinadas situaciones sociales.
·
Finalmente apuntar que en niños adoptados
con 2 o más años de edad aproximadamente, y que no recibieron suficiente
atención afectiva pueden aparecer estereotipias, balanceos, irritabilidad.
Trastornos de vinculación
La falta de vinculación temprana, tal como se ha explicado, determina una falta de seguridad emocional. Esto puede traducirse, según el caso, en una forma de afectividad exagerada, indiscriminada, expresada hacia cualquier persona pero sin conciencia del peligro que puede suponer.
En su otra vertiente se manifiesta con una respuesta afectiva pasiva, depresiva, incapaz por establecer vínculos adecuados con las personas de referencia. Al mismo tiempo pueden aparecer conductas agresivas.
Problemas de aprendizaje
Algunos de estos niños no han recibido una estimulación adecuada en etapas críticas para el aprendizaje. Ello determina que su capacidad de aprendizaje puede haberse visto limitada.
En este colectivo es frecuente el retraso en la adquisición del lenguaje y problemas en la lectoescritura.
Trastornos de la conducta
Está muy documentada la presencia en esta población de la sintomatología TDAH (Hiperactividad, Déficit atencional, Impulsividad). Evidentemente, en estos casos, los síntomas no estarían tan vinculados a un perfil neurológico sino que obedecerían a causas básicamente de tipo emocional y reactivo, si bien, pueden darse componentes de ambas partes lo que acentuaría el problema.
También podemos encontrarnos con conductas desobedientes, desafiantes y/o agresivas.
La falta de vinculación temprana, tal como se ha explicado, determina una falta de seguridad emocional. Esto puede traducirse, según el caso, en una forma de afectividad exagerada, indiscriminada, expresada hacia cualquier persona pero sin conciencia del peligro que puede suponer.
En su otra vertiente se manifiesta con una respuesta afectiva pasiva, depresiva, incapaz por establecer vínculos adecuados con las personas de referencia. Al mismo tiempo pueden aparecer conductas agresivas.
Problemas de aprendizaje
Algunos de estos niños no han recibido una estimulación adecuada en etapas críticas para el aprendizaje. Ello determina que su capacidad de aprendizaje puede haberse visto limitada.
En este colectivo es frecuente el retraso en la adquisición del lenguaje y problemas en la lectoescritura.
Trastornos de la conducta
Está muy documentada la presencia en esta población de la sintomatología TDAH (Hiperactividad, Déficit atencional, Impulsividad). Evidentemente, en estos casos, los síntomas no estarían tan vinculados a un perfil neurológico sino que obedecerían a causas básicamente de tipo emocional y reactivo, si bien, pueden darse componentes de ambas partes lo que acentuaría el problema.
También podemos encontrarnos con conductas desobedientes, desafiantes y/o agresivas.
Los padres, en ciertos momentos, pueden sentirse
desorientados y superados por reacciones y conductas que no acaban de entender.
Por regla general, la mayoría de estas conductas, deben ser entendidas en clave
emocional. Hemos explicado ya que una de las características de los hijos
adoptados es la de poner aprueba constantemente el amor incondicional de sus
padres. Ello pueden hacerlo mediante la trasgresión de los límites establecidos
por la familia y creando un desasosiego o frustración en los padres. Ante ello
surgen las dudas y las preocupaciones. Entre otras, destacamos:
-Desorientación. Se pone en duda su capacidad para controlar la situación y si los métodos son los adecuados. Pueden aparecer discrepancias entre la pareja o recriminaciones mutuas tratando de encontrar la mejor solución.
-Culpabilidad. Algunos padres sienten un gran remordimiento cuando castigan al niño. Igualmente se presentan dudas acerca de la intensidad o frecuencia del castigo que es necesario aplicar.
-Desbordamiento. Se describen habitualmente sentimientos de desesperanza y cansancio en torno a dos factores fundamentales y estrechamente asociados.
El primero es de tipo emocional y se manifiesta por la necesidad constante de contacto físico, de recibir muestras de cariño, de asegurar, en definitiva, una proximidad emocional para fortalecer su propia seguridad.
El segundo factor hace referencia a aspectos conductuales de difícil manejo como pueden ser la hiperactividad, déficit de atención, impulsividad, rabietas, baja tolerancia a la frustración, problemas de relación con hermanos (si es el caso), etc.
-Problemas en la pareja. Como consecuencia de los factores antes descritos, la pareja puede ver alterada significativamente su vida cotidiana y ver frustrados en cierto sentido sus expectativas en cuanto a la adopción. Normalmente, con el asesoramiento adecuado, consensuado estrategias comunes y siendo capaces de entender en clave emocional a estos niños, las cosas mejoran sustancialmente.
-Desorientación. Se pone en duda su capacidad para controlar la situación y si los métodos son los adecuados. Pueden aparecer discrepancias entre la pareja o recriminaciones mutuas tratando de encontrar la mejor solución.
-Culpabilidad. Algunos padres sienten un gran remordimiento cuando castigan al niño. Igualmente se presentan dudas acerca de la intensidad o frecuencia del castigo que es necesario aplicar.
-Desbordamiento. Se describen habitualmente sentimientos de desesperanza y cansancio en torno a dos factores fundamentales y estrechamente asociados.
El primero es de tipo emocional y se manifiesta por la necesidad constante de contacto físico, de recibir muestras de cariño, de asegurar, en definitiva, una proximidad emocional para fortalecer su propia seguridad.
El segundo factor hace referencia a aspectos conductuales de difícil manejo como pueden ser la hiperactividad, déficit de atención, impulsividad, rabietas, baja tolerancia a la frustración, problemas de relación con hermanos (si es el caso), etc.
-Problemas en la pareja. Como consecuencia de los factores antes descritos, la pareja puede ver alterada significativamente su vida cotidiana y ver frustrados en cierto sentido sus expectativas en cuanto a la adopción. Normalmente, con el asesoramiento adecuado, consensuado estrategias comunes y siendo capaces de entender en clave emocional a estos niños, las cosas mejoran sustancialmente.
Hemos expuesto en esta página que el comportamiento y
forma de ser de cada niño es diferente en función de múltiples factores tanto
internos como externos. En los niños adoptados adquieren además gran
importancia su historia previa a la adopción, así como sus posibilidades de
vinculación temprana como elementos principales para asegurar su estabilidad
afectiva y emocional.
Teniendo en cuenta todos estos factores, a continuación exponemos algunas pautas generales para ayudar a los padres a comprender, regular y normalizar aquellas conductas o emociones que sean susceptibles de mejorar en el seno familiar.
Teniendo en cuenta todos estos factores, a continuación exponemos algunas pautas generales para ayudar a los padres a comprender, regular y normalizar aquellas conductas o emociones que sean susceptibles de mejorar en el seno familiar.
1.
|
Muchas de las conductas del niño debemos entenderlas
en clave emocional. Por tanto su corrección no sólo pasa por modificar las
conductas externas que se manifiestan sino también trabajar su origen de base
emocional.
|
2.
|
El niño y la familia necesitarán un tiempo para
adaptarse mutuamente. Los contratiempos y dificultades forman parte de un
proceso natural que irá mejorando si conocemos las características de estos
niños y la forma de actuar.
|
3.
|
Debemos ser claros en el establecimiento de los
límites y en el cumplimiento de los castigos cuando los establecemos, pero,
del mismo modo, sabremos dar un soporte afectivo real dedicándoles el tiempo
necesario.
|
4.
|
Ante conductas disruptivas (rabietas, desobediencia,
etc.) podemos aplicar los métodos tradicionales de modificación de conducta como
el tiempo fuera o el coste de la respuesta (retirada de algún privilegio:
jugar a la Play, ver tv. etc.). No obstante, es importante tener en cuenta
algunos detalles en su aplicación dentro de este colectivo:
|
|
1º- Ante episodios disruptivos, no alzar la voz, no
mostrarse excesivamente nervioso lo que podría suponer un empeoramiento de
las cosas. Tampoco intente razonar nada con el niño en ese momento. Limítese
a retirar al niño del escenario (cuando sea posible) o retírense los padres
dejándolo temporalmente sólo.
|
|
2º- Hágale saber que está decepcionado con su
comportamiento (no con él) y que eso pone triste a los padres. De lo que se
trata es de marcar una distancia física y emocional de forma momentánea con
el niño. La idea es que si lo que quiere es llamar nuestra atención o
ponernos a prueba no lo va a conseguir por estos medios y deberá corregirlos.
El niño irá aprendiendo e interiorizando estos patrones aunque puede llevarle
algún tiempo. Muchas de estas conductas obedecen a mecanismos inconscientes y
fuera del control voluntario del niño.
|
|
3º- Los razonamientos con nuestros hijos acerca de
sus emociones y conductas deben siempre hacerse en frío, en momentos
tranquilos. Con los más pequeños nos ayudarán cuentos que escenifiquen
situaciones parecidas a las que intentamos controlar.
|
Potenciar una buena vinculación siempre supone establecer unos canales comunicativos eficaces. En este sentido es importante:
Saber escuchar:
Tomar con seriedad cada pregunta y ofrecerle una respuesta clara y entendible a su edad. Podemos ayudarnos de ejemplos con personas o situaciones que el niño conoce y le resultan familiares.
Aprender a expresar emociones y sentimientos:
Es muy importante fomentar la expresión y comunicación de emociones. A medida que el niño es capaz de verbalizar sus sentimientos reduciremos miedos, aumentaremos su autoestima y disminuirán las conductas desadaptadas.
Una forma de hacerlo es creando espacios dedicados a hablar de ellos. En nuestra página: El Diario emocional se expone un instrumento que puede resultar útil en estos casos.
Decir la verdad. Explicar su origen:
En niños adoptados con solo meses de vida no tendrán recuerdos del pasado y a partir de los tres años y dependiendo del grado de madurez del niño, es posible que empiece a hacer preguntas. Debemos evitar el riesgo que le llegue información por otras vías, en especial, justo cuando comience a ir al colegio y, por tanto, deberemos explicarle su origen. Esto debe hacerse progresivamente, con mucha naturalidad, evitando los detalles dolorosos.
Es muy importante transmitirle que él siempre fue muy deseado y aunque creció en otra tripa, sus papas actuales ya lo estaban esperando para ser todos felices.
Artículo extraído de http://www.psicodiagnosis.es/areageneral/claves-para-comprender-a-los-hijos-adoptados/index.php (psicología infantil y juvenil).
MAMÁ
Cuenta una leyenda … que
un niño antes de nacer, le dijo a Dios:
“Me
dijeron que me vas a enviar a la tierra, ¿Como
viviré tan pequeño e indefenso que soy?
Dios le dijo: “Entre muchos ángeles escogí uno
para ti que te estará esperando y él te cuidará”
Y el niño prosiguió: “Pero dime Dios, aquí en el cielo
no hago más que cantar y sonreir, eso basta para ser feliz”
Y Dios le contestó: “Tu ángel te cantará,
te sonreirá todos los dias y tu sentirás su amor y serás feliz”
Niño: “Y ¿como entenderá a la gente cuando me hable si
no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?”
Dios le responde:
“ Tu ángel te dirá las
palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y
cariño te enseñará a hablar”
Niño: “ Y ¿Qué haré cuando quiera hablar
contigo?
Dios: “ Tu ángel te juntará las manitas y
te enseñará a orar”
Niño: “He oido que en la tierra hay hombres
malos ¿Quién me defenderá?”
Dios: “ tu ángel te defenderá aún a costa
de su propia vida”
Niño: “ Pero estaré siempre triste, porque no te veré
más Dios”
Dios cariñosamente le dice:
“Tu ángel te hablará de
mi y te enseñará el camino para regresar a mi y aunque tú te
alejes, yo siempre estaré contigo”
En
ese instante una gran paz reinaba en el cielo, ya se oían voces llamándolo
desde la tierra y el niño presuroso repetía suavemente:
“ Dios mio, Dios mio,
si me voy al menos dime su nombre, ¿ como se llama mi ángel?
Dios le contestó: “ Su nombre no importa, tu le
dirás MAMÁ”
LAS FORMAS
Aprende las formas geométricas de una forma sencilla y divertida. Excelente recurso didáctico tanto para el aula como para casa para que los niños y las niñas aprendan.
REFLEXIÓN PARA PADRES: LA TELEVISIÓN
VEMOS LA TELE JUNTOS:
La televisión ejerce una gran influencia sobre los niños,
especialmente sobre su aprendizaje social, que se realiza durante los primeros
años. A través de la televisión, los niños adquieren toda una serie de
experiencias de aprendizajes indirectas que se desplazan a las experiencias
directas que pueden obtener en la interacción con su propio medio,
estableciendo relaciones y escalas de valores nuevas y, muchas veces, ajenas a
su realidad cotidiana. Los
personajes audiovisuales son auténticos modelos de conducta para los niños.
Como padres, debemos ser
exigentes con nosotros mismos en un aspecto fundamental de su educación como es
la televisión. Algunas sencillas pautas nos pueden ayudar a buscar el norte
para que nosotros y nuestros hijos lleguemos a ser espectadores críticos:
- En la
medida de lo posible, debemos ver
la televisión con nuestros hijos.
- No utilizar los programas para “tener
entretenidos” a los niños. Es una actividad suya que debemos compartir,
comentando con los niños, al principio y al final de los programas, los
aspectos morales no compartidos, comparando la ficción con la realidad.
- Aprovechar
la variedad de oferta audiovisual para tener en casa películas que contengan mensajes adecuados para su edad y
desarrollo. No todas las películas infantiles son adecuadas para todas
las edades, ni son convenientes por los mensajes que transmiten.
- Si hay
algo poco conveniente para los más pequeños es la publicidad que, de manera excesiva, aparece en
los intermedios de los programas infantiles. Tan sólo puede generar en ellos
afán de consumir sin necesidad y frustraciones ante lo que no pueden obtener.
Sería conveniente evitar que
los niños más pequeños reciban estos mensajes.
No ignorar estas influencias es
un paso adelante en la búsqueda creativa de recursos para que el niño pueda
pasar de ser un espectador pasivo a un espectador crítico y consciente.
sábado, 14 de septiembre de 2013
FÁBULAS DISNEY
UN CLÁSICO DISNEY: EL PATITO FEO, EL PEQUEÑO NIÑO HAYAWATTA, LOS ANIMALES DE LA GRANJA, EL VIEJO MOLINO Y ALGUNAS MÁS.
REFLEXIÓN PARA PADRES: LA COMUNICACIÓN
NECESIDAD DE COMUNICARNOS:
¿Cómo podemos realizar la transmisión
de seguridad y confianza en nuestra relación con los niños? Poniéndonos a su lado e
intentando pensar como ellos, en lo que les gusta y en lo que más les cuesta.
El hecho de hablar de lo que hace en el colegio, en casa, con sus amigos,
aquello que más le cuesta, lo que mejor le sale. Es indispensable para que se
sienta comprendido y apoyado. Compartir tiempo con los niños es vital para proporcionarles un marco en el
que se desarrolle su inteligencia emocional.
Y todo hay que cuidarlo a la hora
de hablar con ellos, como haríamos con cualquier persona adulta:
- Eligiendo momentos de distensión donde la
prisa no sea un obstáculo.
- Mostrándoles señales de que se les
escucha,
que su mensaje tiene importancia.
- Mirándoles a los ojos.
martes, 10 de septiembre de 2013
REFLEXIÓN PARA PADRES
COMPARTIMOS
EMOCIONES
Las emociones son un estado
complejo de activación del organismo. A través de ellas percibimos lo que
sucede a nuestro alrededor, nos hablan y son capaces de expresarnos cosas, pero
su lenguaje no es sólo las palabras, sino también gestos, movimientos y posturas.
La educación de las emociones
tiene un gran peso en la prevención de posibles problemas emocionales y en el
desarrollo de la personalidad del niño. Si enseñamos a los niños a darse
cuenta de sus propias emociones, les estamos ayudando a entenderse a sí mismos
y a los demás, desarrollando la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar
del otro y de actuar en consecuencia.
No es conveniente censurarlas, ya que entenderlas constituye uno de los
aprendizajes más importantes en la vida de la persona, y disfrazarlas no
contribuirá a desarrollar la madurez emocional. Sentirse triste,
preocupado, nervioso, enfadado… Todas forman parte de nosotros, y para
manejarlas el primer paso es reconocerlas
y aprender a expresarlas de acuerdo con el momento, la situación y las
personas presentes. La frustración que siente un niño al que no se le da algo
que quiere, no puede convertirse en un berrinche enorme que impresione a todos
los que están alrededor.
Cuanto antes se comience a educar en las emociones, mejor. Desde que el niño es
pequeño y juega con otros niños será importante ir enseñándole lo que significa
el respeto a los demás (mediante el respeto de turnos, prestar juguetes, no
mostrarse agresivo), la relación con los demás (saludando y despidiéndose,
pidiendo las cosas en lugar de quitarlas, compartiendo el juego) y la expresión
de los propios sentimientos.
Es fundamental que el entorno familiar sea estimulante para el niño,
proporcionándole a menudo expresiones de cariño y diciéndole todo aquello que
hace bien. Eso le ayudará a tener una mayor autoconfianza y una mejor capacidad
para controlar sus emociones, que le llevarán a intentar superar cada reto
aunque no siempre tenga éxito.
Es necesario aceptar al niño tal como es, una persona con sus propias
características que tiene capacidades que se le dan mejor o peor. Es
sabido que el optimismo está íntimamente relacionado con el bienestar y la
autoestima, por lo tanto, habrá que ayudar al niño a aceptarse tal como es y
desde allí, potenciar sus cualidades que lo hacen único.
Potenciar su conocimiento personal
será su herramienta para desarrollar emociones positivas, que le ayudarán en la
vida. La propia estima y valía del niño, un buen autoconcepto, le permitirán
enfrentarse a sus problemas, a los cambios, de una manera positiva.
lunes, 9 de septiembre de 2013
REFLEXIÓN PARA PADRES: LAS EMOCIONES
ESCUCHAMOS LAS EMOCIONES:
Es bueno hacer que el niño aprenda a identificar situaciones
concretas que le hayan ocurrido y en las que haya sentido distintas emociones: alegría, tristeza, enfado, etc.
De esta forma le ofrecemos posibilidades
reales de elección de las emociones,
ya que muchas veces no saben con qué responder a un suceso; por ejemplo, si el
niño se ha caído y no tiene importancia, no conviene hacerle que se concentre
en el dolor, sino en lo bien que se lo estaba pasando y animarle para que
vuelva a la actividad.
En
el ámbito doméstico, es bueno
jugar a expresar emociones a través de la mímica, de esta forma
aprenderá la importancia de las señales corporales y cómo fijarse en ellas.
También narrar cuentos en los que
identifiquen situaciones normales,
como la llegada de un hermanito, la mudanza, las vacaciones, etc. Las historias
que les ofrezcamos les darán información sobre sus propias emociones y les serán
de ayuda para comprender lo que sienten.
Al
contarles los cuentos tradicionales, presentar los personajes que expresen
emociones motivadoras para su edad, y hablar sobre cómo se sienten los
protagonistas, cómo influyen en los demás personajes…
Cuidar la entonación para enfatizar emociones, exagerando la musicalidad y
haciendo pausas para llamar la atención.
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