4. ¿El niño
Teflón o Velcro?
“Cuando los niños llegan a nuestras vidas, se sitúan
generalmente en una de las dos categorías: ¡Teflón o velcro! Es decir, o se cuelgan
desesperadamente de nosotros como un bebé koala dentro de la bolsa de su madre
o nos ignoran y tienen con nosotros una relación muy utilitaria. Ninguno de esos comportamientos son
deseables. El niño Velcro no es una garantía de apego instantáneo o de una
relación sana a largo plazo, y un niño Teflón no es la garantía de que no se
apegará nunca a nosotros.
Durante el primer
año habrá una ambiambivalencia entre los dos modelos de funcionamiento: a veces
Velcro, a veces Teflón. No es necesario preocuparse durante los primeros meses,
sobre todo si el niño ha sido adoptado con más de 12 meses. Por el contrario,
si después de un año estos comportamientos perduran de manera muy intensa, será
necesario pensar en la posibilidad de que se trate de síntomas de desórdenes
más o menos graves del apego.
5. La
reproducción de sus modelos de supervivencia
Si tu hijo/a tiene comportamientos que se consideran extraños,
fuera de las normas o provocativos o “incomprensibles”, hay muchas
posibilidades de que reproduzca una costumbre o comportamiento que le ha
ayudado a sobrevivir. Si se mece solo para dormirse, es sin duda la forma en
que se automecía cuando nadie lo hacía por él. Si llama la atención con golpes,
es muy posible que sólo obtuviera la atención de los adultos cuando estaba
fastidiando. Si oculta comida, es porque le faltó y no está seguro de tener
mañana. En lugar de ver este comportamiento como una molestia, es necesario
acogerlo como una prueba de creatividad de su instinto de supervivencia. Es
necesario tranquilizarlo y asegurarle que no tiene por qué hacerlo, que
vosotros estáis ahí como padres para responder a sus necesidades, que no está
solo para ocuparse de sí mismo.
6. El desarrollo en escalera
El desarrollo físico, emotivo, social y cognitivo de un niño
no se hace de forma continua y lineal. Esto es aún más cierto en el caso de
niños adoptados. Hemos constatado que tienen más tendencia a desarrollarse por
etapas largas donde nada parece ocurrir y “de golpe” se ponen a hablar, andar,
dormir bien, manipular objetos con destreza…
Algunos padres se
inquietarán en este proceso. No deben hacerlo, sobre todo durante los dos años
siguientes a la llegada del niño. Como hemos explicado, un niño adoptado llega
normalmente muy frágil respecto a las necesidades fundamentales: comer, beber,
sentirse seguro físicamente, crear un vínculo de confianza y apego con sus
nuevos padres. La respuesta a sus necesidades es prioritaria para estos niños y
no puede pasar a otras etapas como el aprendizaje del lenguaje o de la
escritura antes de tener seguridad en sus necesidades básicas. Algunos padres
lo olvidan y se concentran demasiado pronto en la adquisición de aprendizajes, ya
que están impacientes en que el niño llegue a la guardería o al colegio y temen
que tenga demasiado “retraso” respecto a los otros niños. Es necesario ser muy
paciente y cuidadoso, no dejar que nuestras propias inquietudes nos hagan
olvidar lo esencial: la felicidad antes que el resultado”.
Fuente
http://www.quebecadoption.net/adoption/postadopt/pieges.html
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