domingo, 7 de julio de 2013

ADOPCIÓN Y ETAPAS DEL DESARROLLO: EL PRIMER AÑO.

Aprender sobre las etapas del desarrollo de los niños y niñas y lo que podemos esperar en cada una es importante para todos los padres, y cuando se trata de hijos adoptivos, hay consideraciones adicionales.

Da igual que el niño haya sido adoptado de bebé o con más edad, que esté sano o que tenga problemas físicos o psicológicos: ser adoptado influirá en su desarrollo, y los padres necesitan saber cuándo y en qué manera.

En estos artículos, se abordarán diferentes sentimientos –separación, pérdida, ira, dolor e identidad- y la forma en que se expresarán a medida que el niño crezca.
        Algunos de estos problemas serán obvios en todas las etapas del desarrollo, mientras que otros saldrán a flote en momentos puntuales. Cuánto más y mejor comprendas el comportamiento de tu hijo, más fácil te será apoyarle y ayudarle a desarrollar su autoestima y a que se sienta y sepa querido. Las etapas aquí descritas corresponden a la edad cronológica de los niños, pero el desarrollo de tu hijo puede seguir otro ritmo. Algunos niños pasan con más rapidez de una etapa a otra, mientras que otros mantienen determinados comportamientos durante más tiempo del esperado. No falta quienes tardan sustancialmente en pasar de una etapa a otra. Por ejemplo, muchas características de la adolescencia, no aparecen hasta pasados los veinte años y pueden persistir hasta que se forme su identidad.

EL PRIMER AÑO


La tarea principal de un bebé es desarrollar un sentimiento de confianza en el mundo y verlo como un lugar predecible y fiable. Los bebés forman ese sentimiento de seguridad creando un vínculo con sus cuidadores. En estos primeros meses, los niños tienen una capacidad innata de “vincularse” para asegurar su supervivencia. Lo hacen a través de la succión, la alimentación, sus sonrisas y sus gorjeos, comportamientos que, en circunstancias ideales, provocan respuestas cariñosas por parte de sus padres o de sus cuidadores. Esta agradable forma de interacción y la atención constante de los padres crean el vínculo entre padres e hijos, y son la base para el sentimiento de confianza del niño.
Durante este período, un cuidado constante y un ambiente libre de tensiones hacen que el niño se sienta seguro. Lo más importante que puedes hacer por él es mostrarle, a través de la atención y el cariño, que le amas y que puede fiarse de ti. Si respondes a su llanto, aprenderá a confiar. Si le abrazas y sonríes, aprenderá a sentirse contento.
Aunque la necesidad de vincularse se mantiene durante mucho tiempo, a lo largo de este primer año de vida también se inicia de forma paralela el proceso de separación. Un momento clave es cuando comienza a gatear, y posteriormente, a andar. Pero a la vez que inicia la separación, el bebé la teme. Este es un proceso que tiene también una vertiente psicológica: los bebés comienza a expresar su opinión mediante lenguaje no verbal. Muchos expertos en desarrollo infantil consideran que la primera infancia es un periodo de fases de vinculación y separación que se alternan para establecer al niño como una persona independiente, capaz de relacionarse felizmente con otros miembros de su familia y amigos, así como de establecer relaciones íntimas con otras personas.


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