Los adoptados tienen tres
necesidades fundamentales:
- La de
recuperar los posibles retrasos derivados de las privaciones anteriores.
- La de establecer
vínculos emocionales sólidos y positivos, integrándose satisfactoriamente en la
familia y la comunidad.
- La de
sentirse cómodo con la identidad adoptiva y con la propia historia.
Para responder a estas
necesidades, los padres adoptivos deben tener la capacidad de ofrecer un
entorno familiar seguro, estable, estimulante y con capacidad para responder
satisfactoriamente a las necesidades de los adoptados tras su llegada y en el
futuro.
Hay muchas maneras distintas de ser buenos padres adoptivos, y cada
persona y cada familia tiene que encontrar la que mejor se ajusta a sus
características y la que mejor responde a las necesidades específicas de sus
hijos
.
No obstante, igual que los
adoptados comparten algunas necesidades, también quienes adoptan deben reunir
una serie de características
comunes para sacar con éxito adelante la aventura de adoptar. Etas
características se han reunido en cinco grandes grupos:
- Capacidades
relacionadas con la
historia y las características personales y familiares.
- Capacidades
relacionadas con las
condiciones y circunstancias de la vida.
- Capacidades
relacionadas con el
proyecto de adopción.
- Capacidades
educativas generales y
relacionadas con la adopción.
- Capacidades
relacionadas con la
intervención profesional.
Cada persona tiene una historia
en la que se han ido forjando las características que se tienen como adulto.
Las historias individuales son tan variadas como las características de cada
persona. Sin embargo, inevitablemente hay elementos comunes a todos, pues todos
hemos crecido en una familia, hemos tenido a lo largo de nuestra vida amigos y
compañeros, hemos tenido alguna relación de pareja, hemos tenido que hacer
frente a alguna pérdida significativa (de familiares, amigos, compañeros…). A
través de estas experiencias nos hemos ido formando como somos y, lógicamente,
si en ellas hemos tenido la suerte de hacer aprendizajes positivos estaremos en
mejores condiciones de hacer frente a los retos que como adultos y como padres
se nos plantearán.
Lógicamente, es de particular importancia que
hayamos demostrado ser capaces de mantener relaciones seguras y estables de
apego emocional, pues será un contexto emocional de esas características el que
más convenga a algunas de las necesidades esenciales de los adoptados.
Algo parecido pude decirse
respecto a nuestra capacidad
para hacer frente a conflictos y dificultades. En el caso de que a lo
largo de la vida se hayan sufrido frustraciones importantes –como sin duda de
habrán sufrido-, ¿en qué medida se han utilizado estrategias adecuadas para
intentar superarlas? ¿hasta qué punto las frustraciones han desorganizado la
conducta o han dado lugar a desajustes personales o de pareja importantes? La
importancia de todas estas cuestiones para la adopción es clara, puesto que el
camino de la adopción puede ser complejo, la toma de decisiones no es siempre fácil,
el proceso no es rápido, ni las posibilidades reales de adoptar coinciden
siempre con las expectativas que los adoptantes inicialmente tenían, que las
indudables y seguras satisfacciones de la adopción no siempre serán inmediatas
o al menos no los serán en todos los aspectos.
Además, la de la adopción es una aventura en la que
otras personas tendrán sin duda que intervenir. En el caso de que quien
adopta sea una pareja, es evidente que hay al menos otra persona implicada.
Pero en todos los casos, la de la adopción no es una aventura en solitario:
están también implicados, de una u otra forma, los miembros de la familia
extensa, así como amigos y compañeros. Y están implicados profesionales que
también tendrán un papel importante en todo el proceso. Ser capaz de trabajar con otros, de relacionarse
positivamente con ellos, de ayudar a otros y de dejarse ayudar por ellos, forma
parte de las capacidades básicas a las que en más de una ocasión
tendrán, sin duda, que acudir los adoptantes.
Si se trata de una pareja, las características del
funcionamiento como pareja serán igualmente relevantes, muy particularmente
los temas relativos a su estabilidad, a su comunicación, a su capacidad para tomar
decisiones conjuntas, para resolver los conflictos que vayan surgiendo, para
ayudarse y apoyarse en los momentos de dificultad y tensión. La vida familiar,
antes y después de la adopción, traerá consigo muchas situaciones y
circunstancias en que esas cualidades serán fundamentales.
En el caso de personas que se
planteen la maternidad o la paternidad en solitario, la disponibilidad de una red de apoyo cercana y
eficaz será de la mayor importancia, pues sin duda habrá ocasiones – con
toda probabilidad, frecuentes- en las que se necesite algún tipo de ayuda o
apoyo inmediato, a veces en circunstancias de cierta urgencia.
En el caso de solicitantes homosexuales, su capacidad para haber hecho
frente adecuadamente a las implicaciones personales y sociales de su
orientación sexual será un buen predictor de en qué medida serán
capaces de ayudar a los posibles hijos a entender las especiales características
de su estructura familiar, a asumirlas y aceptarlas como parte de su realidad
familiar.
Como se ve, las capacidades que
se precisan para responder a las necesidades
infantiles no tienen que ver con unos rasgos psicológicos concretos o un perfil
de estructura familiar determinado. Tiene que ver, más bien, con una historia y
unas características personales que pueden ser muy diversas pero que deben
hacer posible que se está en buenas condiciones para responder a las
necesidades de los adoptados, que deben constituir siempre el argumento
fundamental de toda adopción.
Artículo extraído de “La aventura
de adoptar”.
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