sábado, 26 de octubre de 2013

TERRORES NOCTURNOS

Se llama terrores nocturnos al despertar en medio de la noche que presentan algunos/as niños/as, que se acompaña de llanto y una aparente desconexión con el medio que lo rodea durante los primeros instantes. Si se le pregunta la causa del llanto no sabe responder y pareciera no haber despertado aún. Frecuentemente se los encuentra sentados/as en la cama, pero pueden incluso caminar o correr en la habitación.

Posteriormente parecen reconocer a sus padres y se calman lentamente. Este episodio normalmente no dura más de 10 a 15 minutos pudiendo, a continuación, el/la niño/a volver a dormirse. Se presentan en niños/as desde el año de vida a los 8 a 10 años de edad y es más frecuente en las primeras horas de la noche, después de sólo algunas horas de sueño.

Son distintos de las pesadillas en que el/la niño/a relata su sueño o parte de él, y tienen un antecedente familiar. Habitualmente y al revés de las pesadillas no existe un antecedente de strés o susto durante el día previo. No tienen un significado anormal, pero si son muy frecuentes interfieren con la vida diurna, al despertar el/la niño/a cansado/a e insomne.

¿Qué hacer en uno de estos episodios?

Durante el episodio encienda la luz y espere al lado del/la niño/a que despierte bien. Luego converse con él/ella y cuéntale que pasó y dále confianza demostrándole que no hay peligros posibles y que te encontrarás cerca en todo momento. El contacto físico puede ser importante, tómale la mano y abrázalo/a, mientras le hablas.
Protéjelo/a de lesiones colocando protecciones alrededor de la cama y en las ventanas si éstas están al alcance del/la niño/a, así como de objetos con los cuales el/la niño/a se pudiera herir.

Comenta estos episodios con todos los integrantes de la familia dándole un significado de normalidad para que el resto de la familia no reaccione en exceso. El cansancio y la falta de sueño los puede agotar, por lo que se le debe dar la oportunidad al/la niño/a para que duerma lo suficiente, adelantando la hora de ir a la cama. Una prevención, si éstos son frecuentes, es determinar la hora en que se producen y despertar al/la niño/a algunos minutos (15 a 20) antes de que ellos se manifiesten, repitiéndolo durante una semana o más, para probar posteriormente si éstos se repiten.


Si el/la niño/a presenta movimientos anormales y repetitivos, así como cambios de coloración de la piel, vómitos, fiebre u otros signos fuera de los descritos es preferible consultar con su médico.


Artículo extraído de Orientación Andújar.

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