Se llama terrores nocturnos al despertar en medio
de la noche que presentan algunos/as niños/as, que se acompaña de llanto y una
aparente desconexión con el medio que lo rodea durante los primeros instantes.
Si se le pregunta la causa del llanto no sabe responder y pareciera no haber
despertado aún. Frecuentemente se los encuentra sentados/as en la cama, pero
pueden incluso caminar o correr en la habitación.
Posteriormente parecen reconocer a sus padres y se
calman lentamente. Este episodio normalmente no dura más de 10 a 15 minutos pudiendo, a
continuación, el/la niño/a volver a dormirse. Se presentan en niños/as desde el
año de vida a los 8 a
10 años de edad y es más frecuente en las primeras horas de la noche, después
de sólo algunas horas de sueño.
Son distintos de las pesadillas en que el/la niño/a
relata su sueño o parte de él, y tienen un antecedente familiar. Habitualmente
y al revés de las pesadillas no existe un antecedente de strés o susto durante
el día previo. No tienen un significado anormal, pero si son muy frecuentes
interfieren con la vida diurna, al despertar el/la niño/a cansado/a e insomne.
¿Qué hacer en uno de estos episodios?
Durante el episodio encienda la luz y espere al
lado del/la niño/a que despierte bien. Luego converse con él/ella y cuéntale que
pasó y dále confianza demostrándole que no hay peligros posibles y que te encontrarás cerca en todo momento. El contacto físico puede ser importante,
tómale la mano y abrázalo/a, mientras le hablas.
Protéjelo/a de lesiones colocando protecciones
alrededor de la cama y en las ventanas si éstas están al alcance del/la niño/a,
así como de objetos con los cuales el/la niño/a se pudiera herir.
Comenta estos episodios con todos los integrantes
de la familia dándole un significado de normalidad para que el resto de la
familia no reaccione en exceso. El cansancio y la falta de sueño los puede
agotar, por lo que se le debe dar la oportunidad al/la niño/a para que duerma
lo suficiente, adelantando la hora de ir a la cama. Una prevención, si éstos
son frecuentes, es determinar la hora en que se producen y despertar al/la niño/a
algunos minutos (15 a
20) antes de que ellos se manifiesten, repitiéndolo durante una semana o más,
para probar posteriormente si éstos se repiten.
Si el/la niño/a presenta movimientos anormales y
repetitivos, así como cambios de coloración de la piel, vómitos, fiebre u otros
signos fuera de los descritos es preferible consultar con su médico.
Artículo extraído de Orientación Andújar.
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