1. TRASTORNOS HIPERCINÉTICOS:
La existencia de problemas de comportamiento e hiperactividad en niños
menores de 3 años post-institucionalizados, y dentro del primer año tras su adopción, no
implica la existencia de un trastorno psicopatológico que pueda ser
diagnosticado clínicamente como un Trastorno de Conducta y/o un Trastorno de
Hiperactividad con/sin déficit de atención. De cualquier forma, es probable que
si en algunos casos estos problemas persisten con el tiempo, se pueda llegar a
emitir dicho diagnóstico.
En algunas series de niños con
trastornos hipercinéticos, se ha observado que un 15% de estos niños son
adoptados. Cada vez es más evidente que el origen de dicho trastorno sea
motivado por alteración en el neurodesarrollo. Diversos estudios apuntan como
causas que motivan este daño a situaciones de drogodependencias maternas, bajo
nivel educacional de los padres, herencias genéticas, el abandono, el maltrato,
retrasos en el desarrollo psicomotor e incidencia de radiación intrauterina.
2. TRASTORNO DE LA VINCULACIÓN REACTIVA:
Para explicar esta reacción, es
necesario explicar algunos conceptos del desarrollo psíquico infantil.
¿Qué es la vinculación? Es un
lazo afectivo fuerte y duradero que establece el niño con la figura de apego
(normalmente, la madre). El afecto es la piedra angular del desarrollo humano,
esencial para el funcionamiento estable
de un niño. Sin embargo no todos logran desarrollar una vinculación con la
madre satisfactoriamente. La
consecuencia puede ser desde un retraso menor del desarrollo a un desorden de
vinculación claramente diagnosticable.
El vínculo ha sido identificado
como vital para mantener responsabilidades, para desarrollar el potencial
intelectual, para la adquisición de la conciencia, para desarrollar interrelaciones
entre individuos, para establecer su identidad y amor propio, para regular sentimientos
y para el desarrollo de la lengua.
La vinculación normal en las
diferentes edades:
- De 2 a 6
meses de edad, aparecen signos de vinculación con la madre. Durante este
período, surge interés por su madre, creando ruidos de felicidad en su
presencia. Al sexto mes, un niño muestra una gama de emociones y es sensible a
la presencia materna.
- A los 6 ó
7 meses de edad, el niño comienza a experimentar la ansiedad del extraño.
Paradójicamente, esta ansiedad pone en evidencia la fuerza de la vinculación
con su madre. Este vínculo materno supone ver a todas las demás personas como
extrañas. La conducta normal es de desagrado ente la presencia de desconocidos
y una constante comprobación de la cercanía de la madre.
- El
período entre los 10 a 18 meses comprende la tarea fundamental del desarrollo y
de la exploración del entorno. La vinculación materna ayuda a explorar el
mundo. El niño de manera natural comienza a multiplicar las vinculaciones. A
pesar de estos descubrimientos emocionales, el niño siempre se girará a la
madre cuando se hace daño, está cansado o enfermo, una indicación de que el
vínculo materno predomina.
- Los
componentes básicos finales de la vinculación ocurren entre los 24 y 36 meses.
Sin embargo no todos los niños
logran estos pasos de forma satisfactoria. En estos casos pueden aparecer desde pequeños retrasos
del desarrollo a un desorden de vinculación diagnosticable.
Estas carencias pueden ser subsanadas posteriormente en gran número de
niños.
3. TRASTORNO DEL VÍNCULO:
Es la reacción ante acontecimientos
desafortunados sucedidos en edades muy tempranas, que pueden incluir la
negligencia o el abuso, que lleva
al niño a una incapacidad para la vinculación y como consecuencia para el
normal desarrollo de las relaciones sociales
.
Esta explicación podrá ser simple
pero es muy clara: en los dos primeros años de vida, los niños tienen ciclos de
vinculación sanos. Un primer ciclo sano puede ser este:
El niño tiene una necesidad que
se expresa llorando. La madre calma al niño y le proporciona esa necesidad. Esta
situación se repite una y otra vez, creándose una situación de confianza hacia
la madre, porque sus necesidades son satisfechas de manera coherente. Entonces
su desarrollo será normal.
En un ciclo desequilibrado vemos
que el bebé llora, pero la necesidad no puede ser satisfecha por la madre, o la
necesidad es proporcionada por diferente cuidador que no armoniza con el bebé e
incluso en ocasiones esta necesidad es respondida con un golpe (maltrato físico).
En cualquier caso las necesidades
del bebé no son satisfechas, por negligencia o por maltrato. El bebé, en vez de experimentar
confianza y crear ciclos de vinculación sanos aprende que el mundo es un lugar
inseguro, que debe tener cuidado de él y que no puede confiar en nadie para calmar
sus necesidades.
Aprende que no puede depender de
adultos. En vez de
desarrollar seguridad, desarrolla rabia, desorden y miedo. Si el niño
realiza ciclos de vinculación normales, será capaz de aprender a aceptar
límites sobre su comportamiento. El niño aprende a confiar, a conocer la
reciprocidad, a regular sus emociones, a desarrollar la conciencia, la estima,
el cariño y los inicios del pensamiento lógico.
4. PSICOPATOLOGÍA DEL VÍNCULO:
Sucede cuando el niño no tiene oportunidad
para establecer ninguna vinculación a otras personas a causa de abusos o larga
institucionalización.
Signos generales (según Landy,
2002):
- Conductas
impredecibles.
- Conductas
de intimidación o ser víctima de esa conducta.
- Pocas habilidades
sociales.
- Conductas
agresivas hacia otros niños.
- Baja
tolerancia a la frustración y bajo autocontrol.
- Muy
desorganizado y desorientado para resolver problemas.
- Peleas
tanto cuando está con los padres como sin ellos.
- Conductas
contradictorias.
- Miedos,
ansiedad generalizada y tristeza.
- Signos de
disociación o mirada fija sin prestar atención a lo que sucede.
- Escasa capacidad
y rapidez de respuesta a los cambios de las situaciones.
- Falta de
habilidades para la solución de problemas y en habilidades para pedir ayuda; se
siente molesto con facilidad en estas situaciones.
- Falta de
empatía hacia los demás y tendencias sociopáticas.
- Dificultad
para hacer amigos o confiar en los demás.
- Rabietas
frecuentes y dificultad en la regulación de las emociones.
- Escaso
placer en las emociones o manifestación de malestar como reacción a los acontecimientos
que suceden.
- Muy
demandante.
- Problemas
en la alimentación.
- Contacto
ocular pobre, no mira a los ojos.
Los niños con desorden de vínculo
reactivo ven el mundo de
manera diferente que los demás. Aprendieron en aquellos primeros meses o
años que ellos no podían confiar en los adultos. En algunos casos, se dieron
cuenta que los adultos se despreocupaban de ellos, les rechazaban, eran
violentos, no fiables, insensibles, o ausentes. A su nueva familia la entenderán con la misma
desconfianza que sienten por todos los adultos. No entienden el amor que sus padres les
proporcionan, recuerden que tienen que aprender el cariño.
5. TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DE LA VINCULACIÓN:
Para resolver estos problemas
necesitaremos la ayuda de un profesional: psicólogos expertos en trastornos de vínculos. El
tratamiento se centrará en la intervención sobre la relación padres-niño y en
el niño.
Artículo extraído de "La salud en la adopción".
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