En este artículo Dee A. Paddock
nos expone algunas estrategias
de supervivencia para enfrentarse a enfermedades o problemas de aprendizaje
diagnosticados a un niño tras su adopción.
Al contrario que los padres
biológicos, los padres adoptivos suelen tener el beneficio de un escueto
informe médico antes de comprometerse con un niño determinado. Pero hay riesgos
inherentes a ambos tipos de paternidad. Meses o años tras la llegada del niño,
a veces nos enfrentamos a información inesperada acerca de su salud física,
psicológica o neurológica, o a problemas de aprendizaje.
Antes de la asignación, muchos
niños son descritos a futuros padres como “normales y saludables”, y posiblemente
lo sean – en ese momento de su desarrollo-. Sin embargo, ahora sabemos que muchos problemas médicos,
psicológicos o de aprendizaje sólo se manifiestan a medida que el niño va
madurando física y emocionalmente, cuando aumentan las exigencias
sociales y académicas.
Un camino en cuatro pasos:
1.
Reconocer nuestros sentimientos de dolor como
normales.
2.
Buscar información.
3.
Buscar ayuda profesional adecuada.
4.
Adecuar nuestras expectativas.
A continuación vamos a detallar cada uno de ellos:
1.
La primera
respuesta de los padres a este tipo de problema suele ser el duelo. Muchos
padres se sienten traicionados por la agencia de adopción o los asistentes
sociales: “¿Cómo podíais ignorar que esto le iba a pasar a mi hijo?¿Cómo es
posible que nos enteremos ahora?¿Quién nos ha ocultado esta información?”
Recuerda: el Primer paso de supervivencia para manejar diagnósticos inesperados
es reconocer que nuestros sentimientos son reacciones de dolor, normales ante
la amenaza de una pérdida. Cuando nuestros hijos adoptivos se enfrentan a
nuevos problemas o dificultades, nos duele la pérdida de la normalidad y
seguridad que conllevan estos diagnósticos. Las familias adoptivas se crean
partiendo de una profunda pérdida, y es normal que seamos más vulnerables a
vivir de nuevo esos sentimientos de pérdida.
2. Los
padres adoptivos que reciban apoyo y reconocimiento de sus sentimientos -rabia,
miedo, culpa y ansiedad- por parte de familia, amigos y profesionales estarán
preparados para el segundo paso de la supervivencia: buscar información acerca de la ayuda profesional
más idónea para su hijo.
Sin
embargo, los padres adoptivos que sean juzgados negativamente por reaccionar
“mal” ante noticias difíciles e inesperadas necesitarán culpar a alguien, a
quien sea. Es el momento de
buscar a otros padres adoptivos que hayan enfrentado a los mismos problemas que
ahora afectan a tu familia. Hay que localizar grupos de apoyo de padres
que hayan tratado con éxito a niños con problemas médicos, físicos o de
aprendizaje. ¡La información es poder! Los padres adoptivos pueden pasar de la
impotencia a la colaboración y participación en el progreso de su hijo.
3. El Tercer
paso de la Supervivencia llega cuando los padres, armados con información y
apoyo, comienzan a contactar
con profesionales que puedan tratar a su hijo. No es el momento de
buscar nombres al azar a través de las páginas amarillas; los niños adoptados
con problemas necesitan ayuda de profesionales que conozcan el mundo de la
adopción. Es importante buscar y exigir expertos cualificados para este
trabajo, y no hay que dudar en preguntar por su experiencia al conocerlos.
Demasiado a menudo, los padres adoptivos han de enfrentase a profesores, médicos, psicólogos o trabajadores
sociales que no tienen experiencia en este campo, lo que nos obliga a dedicar
nuestro precios tiempo, energía y dinero e educar a estos profesionales acerca
de las realidades normales y, a la vez, diferentes, que afectan al desarrollo
de nuestros hijos, y que afectan a sus trastornos. Mary Phiper, autora del
libro “El refugio del uno en el otro” anima a los padres que luchan por la
salud de sus hijos a buscar la ayuda profesional más adecuada. “Cuando estamos
en zona de guerra, es una locura preguntarle a la gente si fueron amamantados
de pequeños o comenzar a analizar sus sueños”.
4. Acercándonos
de forma cuidadosa y a la vez exigente para crear un equipo de ayuda
profesional, vamos moviéndonos hacia el cuarto paso de la supervivencia. Debemos
cambiar las expectativas que teníamos acerca de nuestro hijo adoptado,
adecuarlas a su problema, y aprender a manejar, antes que solucionar, los
problemas a los que nuestro hijo se enfrenta. Los padres adoptivos a menudo
luchan con expectativas pocos realistas tanto de ellos mismos como padres como
de sus hijos. Continuamente tratamos de borrar los estigmas culturales que
rodean la adopción mostrando al mundo que somos padres normales criando a niños
perfectos. Un problema médico, psicológico o de aprendizaje resta a esta
imagen, y perderemos un tiempo valiosísimo si nos empeñamos en volver al punto
de partida anterior al diagnóstico. No hay “vuelta a atrás”. La discapacidad es un reto para nosotros
y para nuestra familia, y tenemos que crear una nueva normalidad” que incluye
la realidad con la que ahora tenemos que lidiar.
Nietzsche escribió “lo que no me
mata, me hace más fuerte”. Las familias adoptivas pueden sobrevivir y florecer,
incluso cuando nuestros hijos adoptados tienen que enfrentarse a problemas
inesperados. A medida que vayamos aprendiendo a asumir nuevas pérdidas dentro
de la adopción, nos haremos receptivos a esos dones y regalos que supone vivir
ese sentimiento de crecimiento y unión que nos acompañan durante tiempos
difíciles. Camina cada uno de estos pasos de supervivencia como si fueran
pasitos de bebé, poco a poco, y prepárate para volver a andar esa ruta de vez
en cuando mientras tu familia se enfrenta con éxito a las exigencias de
desarrollo de una familia adoptiva.
Artículo
escrito por Dee A. Paddock en “Families with a differencer”.
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