domingo, 9 de febrero de 2014

CONSEJOS PARA PADRES DE NIÑOS ADOPTADOS

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Los padres de niños adoptados pueden sentirse en ciertos momentos desorientados, culpables, y superados por reacciones y conductas de los menores que no acaban de entender. Todo son dudas y preocupaciones que conviene manejar con tiento y, si es necesario, recurrir a la ayuda de un especialista.
Por ello, queremos ofrecerte algunos consejos que te pueden ser muy útiles para que la llegada de tu hijo adoptado, y la adaptación a su nueva realidad, resulten lo mejor posible para todos:
Intenta conocer al máximo su historia. Cuanto mejor conozcamos la historia del pequeño, mejor sabremos a qué nos estamos enfrentando. Eso significa conocer sus antecedentes familiares y todos los datos posibles sobre su estado de salud. Un niño cuya madre, por ejemplo, fumó, bebió o se drogó durante el embarazo presentará más problemas de adaptación y para relacionarse con los demás. Además, si hemos tenido la oportunidad de ver el entorno donde vivía, e incluso de tratar a las personas que lo cuidaban, más preparados estaremos para las siguientes fases.
Ponerse en la piel del niño. Los nuevos padres deben ser conscientes de que no se trata del hijo biológico que no han podido tener, sino de un niño diferente, con una historia previa y que, probablemente, ha sufrido pérdidas y carencias, y necesita tiempo –que variará en función de sus características personales– para poder asimilar los cambios. El primer año y la adolescencia son etapas fundamentales en su adaptación.
Mucha calma y sosiego. La llegada al nuevo hogar deber ser lo más tranquila posible. Para el pequeño todo es nuevo, y hay que entender su desconcierto y protegerle. Su habitación debe estar cerca de la de sus padres. Si las fiestas de bienvenida son inevitables, hay que procurar al menos que no vaya de mano en mano. Tampoco es conveniente abrumarle de regalos, porque están acostumbrados a poseer lo mínimo.
Aprender algunas palabras en su idioma. La comunicación no suele ser un problema, ya que la mayoría de los niños aprende muy rápido su nueva lengua pero, si es algo mayor, no está de más conocer algunas palabras básicas de su idioma de origen, como agua, pan, sueño o lavabo. También es muy importante fijarse en la comunicación no verbal: sus miradas, sus lloros, sus expresiones… Sus conductas siempre tienen un significado, e intentar descifrarlo será de gran ayuda.
El cole, sin prisa. Los niños adoptados suelen proceder de orfanatos, por lo que están muy socializados, y ya saben lo que es convivir con otros niños. No les cuesta ir al colegio o la guardería, pero algunos se asustan pensando que los están abandonando de nuevo. A su llegada, necesitan sobre todo mucha casa y mucha familia; cuanto más, mejor.
Ayuda y compresión del entorno. El entorno familiar –abuelos, tíos, sobrinos, otros hijos– debe estar preparado para la llegada del hijo adoptado. A los niños les pueden ayudar los cuentos que tratan el tema. Y los mayores tienen que tratar al pequeño como uno más de la familia, sin distinción alguna, y sin hacer comentarios inoportunos sobre su origen.
Regresiones, lo más normal. Es absolutamente normal que, trascurrido un cierto tiempo, los niños adoptados se hagan los pequeños: se vuelven a hacer pipí encima, quieren dormir con los padres, dejan de comer con los cubiertos, o reclaman brazos todo el tiempo. Se han saltado esa etapa de su vida y necesitan llenarla para crecer con solidez. Paciencia. Si son agresivos, desobedientes o caprichosos, hay que poner límites, pero siempre con palabras.
Mucha piel con piel. Son fundamentales los arrumacos, achuchones, besos, caricias, abrazos. Sin forzar, pero sin escatimar todas las muestras de cariño y amor que tanta falta les hacen. También es la mejor manera de construir las identificaciones profundas que unirán al niño con las personas que le quieren y cuidan, más allá de las diferencias étnicas.
Fuente: http://www.webconsultas.com

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